NO NOS GUSTA DECIR ADIÓS

Chus y Ana divirtiéndose mientras escriben en MILHOJAS.                                           (Imagen: web «Cultura inquieta»)

Cuando escribíamos la primera página del MILHOJAS, nos cruzaba por la mente la idea de que algún día también escribiríamos la última. Nos sumergimos tan a fondo en la tarea que aquella idea se diluyó durante siete cursos.  A lo largo de estos años y más de 500 entradas hemos nadado en  mares de aguas plácidas, disfrutando de experiencias que en torno a la lectura, la escritura, el pensamiento y el arte nos ofrecían un reducto de belleza y compromiso desde la pequeña biblioteca de un instituto público.

Pero también hemos nadado contra corriente. Sorteamos los escollos de nuestro día a día fuera del instituto para sacar esos largos ratos dedicados a la biblioteca y al MILHOJAS.  Superamos las primeras  borrascas asociadas al «no se puede», «no se debe», «no se toca». Surfeamos olas de desinterés del que salíamos a flote gracias a imprescindibles manos y corazones que nos han acompañado en este viaje.  Y como un faro en el horizonte,  la respuesta de nuestras alumnas y alumnos.

Pues aquí estamos, volviendo al principio, escribiendo la última página, amarrando en puerto al MILHOJAS hasta que otras mareas nos arrastren a nuevas aventuras.

Gracias a todos los que habéis pasado las páginas con nosotras.

Ana Buñola y Mª Jesús Picot, profesoras de lengua y filosofía en el IES Félix de Azara (Zaragoza).

EXTRAÑAS CRIATURAS

 

 

 

 

 

Ayer por la tarde tuvimos nuestra última sesión de «Leer juntos». Mes a mes, adolescentes lectores, madres y profesoras hemos compartido la experiencia de la lectura en una aventura diferente.
Como extrañas criaturas hemos aprendido de las palabras que, desde  los libros primero y en nuestras bocas después, han ido enriqueciendo el acto mismo de leer.

GRACIAS Y FELIZ VERANO

EL SENTIDO DE UN FINAL / THE SENSE OF AN ENDING, de Julian Barnes

Maquetaci—n 1

“You still don’t get it, you never did and you never will”

Si pensamos en la posibilidad de que algún día alguien nos dirigiese  estas palabras, el desconcierto y el desasosiego estarían servidos. Más si cabe, si en un momento en el que intentamos hacer balance de nuestra vida, las pronuncia una persona que fue importante para nosotros.

La novela recorre los años que Tom Webster, Adrián y sus otros dos amigos pasaron juntos en el instituto, sus primeras experiencias vitales. El suicidio de un compañero de clase, su pasión por algunas materias, sus anodinas vidas familiares y la irrupción del amor. Tom conoce a Verónica, inteligente y extraña, no podrá llegar a amarla pero tampoco podrá olvidarla. Ella se unirá a Adrián y Tom a otra mujer, a otra familia. Y cuando las vidas de ambos ya transcurrían por vías diferentes, el suicidio de Adrián lo cambiará todo.

Algunos seres humanos se limitan a “dejarse vivir”, otros, además de vivir, van tomando conciencia de los actos, situaciones y relaciones que protagonizan. Tom es de los primeros. Al menos, hasta que llega a su jubilación y su vida comienza a hacerse más reflexiva. La memoria y el tiempo son grandes aliados en esto de hacer balance, y Tom, afortunadamente o no, los tiene.  Solamente hacía falta un desencadenante que llega en forma de notificación de un abogado. Había heredado de la madre de su primera novia, Verónica, 500 libras y el diario de Adrián, su mejor amigo de juventud. El lúcido y brillante Adrián.

Pasarán los años y las palabras de Verónica seguirán resonando: “You still don’t get it, you never didn’t and you never will”. Tom se había limitado a dejar pasar la vida, deslizándose hacia una soledad confortable, consentida. Pero el desafío que supone que Verónica le sentencie a ignorar la clave que necesita para recomponer pasajes esenciales de su vida, le empuja a intentar encajar piezas y a actuar como nunca imaginó.

Cada vez más expectantes, acompañamos al protagonista de la novela a lo largo de este proceso. Sin proponérnoslo, nos vemos meditando con él sobre lo que supone envejecer, sobre el papel que va desempeñando la memoria, sobre el remordimiento. Y terminamos comprendiendo que lo que recordamos no recoge lo que ha permanecido oculto o silenciado a lo largo de nuestra vida, eso que, precisamente, es lo que necesitamos encontrar.

Lo iremos descubriendo los lectores, con una mezcla rara de misterio e inquietud. A la vez que asentimos con Tom que nunca sabremos hasta qué punto la memoria nos es fiel cuando, tarde o temprano, de mejor o peor gana, una fuerza superior a nosotros nos empuja a dar sentido a nuestro final.

How often do we tell our own life story? How often do we adjust, embellish, make sly cuts? And the longer life goes on, the fewer are those around to challenge our account, to remind us that our life is not our life, merely the story we have told about our life. Told to others, but – mainly – to ourselves.” P 95

Y AHORA VOY A COMERME EL MUNDO

 

Por fin.  Todas las recetas para comernos el mundo a nuestra disposición: africanas, asiáticas, europeas, americanas, australianas, postres, entrantes, dulces, salados, de cuchara, de tenedor… Así podremos repetir siempre que queramos el cosmopolita banquete con el que cerramos el segundo trimestre y terminamos el proyecto de biblioteca Un mundo en mi calle.

Gracias, chicos, por convertiros en chefs de la diversidad por un día. ¡Que nos aproveche a todos!

LAS REGLAS DEL JUEGO

La alumna Andrea Tejedor Culebras de 1º de Bachillerato nos cuenta su experiencia de la performance filosófica «Las reglas del juego», organizada por los profesores Laura Linares y Juan Casbas . Gracias Andrea.

Imagen de la Sociedad Aragonesa de Filosofía

 

 

 

 

 

 

Nos reunimos otro jueves más en el café filosófico en La Bóveda del Albergue, el último del curso, y no por eso iba a ser menos. Ya nos habían avisado de que  iba a ser una performance filosófica pero para nada nos esperábamos lo que nos íbamos a encontrar. En parte, una performance es una obra en la que el autor implica al público en la creación artística. Muchas de estas experiencias son críticas pero ya nos habían avisado de que una performance filosófica era algo diferente, por lo que no sabíamos muy bien a lo que nos enfrentábamos.

El título era “Las reglas de juego”, de modo que, si habíamos entrado por la puerta, era porque las aceptábamos y debíamos respetarlas. Entonces empezaron a enumerar las extrañas reglas que teníamos que asumir. La primera, una vez que entrábamos por la puerta ya no podíamos salir. Segunda, dejar todas nuestras pertenencias al fondo de la sala de la bóveda, móviles, mochilas, chaquetas…. Tercera y principal, no se permitía cruzar una línea roja pintada en el suelo, salvo con condiciones. Teníamos que dividirnos en dos grupos con el mismo número de personas y en cada grupo todas las decisiones habrían de tomarse por unanimidad, la mayoría no era suficiente. Si uno se negaba, el grupo no podría pasar.

Bien, hasta aquí más o menos la situación era tolerable, pero cuando nos dijeron las condiciones que debíamos cumplir, nos escandalizamos. Nos estaban pidiendo que eligiéramos entre dos opciones; desnudarnos digitalmente dando todas nuestras claves de  correos, móviles y redes sociales o desnudarnos en aquella sala quedándonos todos en ropa interior. Ninguna de las dos opciones parecía motivarnos mucho, bueno, pensábamos que era una especie de broma, pero la cara seria de los profesores logró que asumiéramos la elección como inevitable. Unos a favor del desnudo digital y otros a favor del desnudo “analógico”.

Tras los primeros momentos de desconcierto e intentos para poder escaquearnos, vimos que era imposible. La única posibilidad de evitar la elección y cruzar la línea era pagar veinte euros. Pero, cómo le explico yo a mi madre que me he gastado veinte euros de esa manera. Según iba pasando el tiempo, empezaron a dar argumentos cada vez más interesantes para justificar que una opción podía ser mejor que la otra. Como la unanimidad no se producía y el debate se intensificaba, un grupo de “revolucionarias” justificaron su desacuerdo con la situación generada. ¿Era justo que pagando 20 euros pudiéramos evitar cualquiera de los dos desnudos y cruzar la línea hacia nuestro bienestar? Finalmente, siguiendo su iniciativa, pasamos al otro lado de la línea sin pagar un céntimo.

Nos sentamos a debatir sobre cómo nos habíamos sentido, a comentar nuestras experiencias y opiniones. Empezamos a comprender. Los profesores nos habían convertido en la performance, porque nuestra vida, en gran medida, también lo es. Estamos sometidos a un sistema que no hemos elegido, a unas normas que buenas, o menos buenas, no solemos cuestionar. Nos resignamos ante opciones impuestas por otros. Incluso aceptamos la impunidad del que más tiene, pudiendo llegar a estar por encima de la ley. Comprendimos que no hay revolución ni cambio si es para permanecer en el sistema.
En conclusión, su intención fue inquietarnos, asombrarnos y hacernos comprender que la línea roja no existía, la línea era imaginaria, porque cuando nos dicen que hay una línea, nos lo creemos.

Andrea Tejedor Culebras

 

LA CASA

Imagen de la web de ediciones Astiberri

De la casa sale un hombre viejo, y Paco Roca secuencia este momento para que lo veamos, casi a tiempo a real. Es la primera página de este emocionante cómic, un libro que nos cuenta una historia familiar, íntima, a la vez que universal. Antes o después, es cuestión de tiempo, los padres se van, cierran la puerta sabiendo a su manera que no volverán. Y nosotros, los hijos, volvemos a la casa, nos damos de bruces con recuerdos que teníamos en las esquinas más escondidas de nuestra memoria, se ponen a funcionar sentimientos y emociones que se nos habían eclipsado. El tiempo empieza a juguetear con nuestro pasado.

La casa es un chalecito que Antonio, el padre de Vicente, José y Carla construyó con sus manos y la ayuda de sus hijos, invirtiendo los pocos ahorros que el trabajo de chófer le había permitido conservar. Desde que enviudó, una vez jubilado, se dedicó a poner a punto cada rincón. Por eso, en esta casa, todo lleva una huella, el garaje, el huerto, la piscina, la ventana del salón, la pérgola, y nada está terminado del todo.

Después de un año cerrada, abandonada a su suerte, los hijos deciden adecentarla en lo posible, pues la quieren poner en venta. Uno a uno van llegando, con su su pasado, sus problemas, sus sueños. Primero José el escritor, quien, a pesar de no ser un manitas, encuentra en el huerto de su padre la tranquilidad y la faena que saca lo mejor de sí mismo. Después llega Vicente, el mayor, quien esconde tras su constante refunfuñar a un hombre entrañable que todavía añora la infancia, esa que también escapa a galope de su hijo adolescente.  Finalmente llega Carla con su marido y su niña pequeña, y mientras ayuda en todo, la casa vuelve a llenar su mente de recuerdos entrañables. Juntos, felices de compartir el momento, se pondrán a levantar la pérgola que su padre había soñado y que sólo se quedó en deseo, pues no pudo contar con la ayuda de sus hijos quienes ya no querían ir a la casa. El tiempo también había pasado para aquellos niños.

Sin embargo, el punto de vista que completa esta historia es el que nos cuenta Manolo, el vecino y amigo de Antonio. Las relaciones que vivimos con amigos, vecinos, también dicen mucho de nosotros mismos, quizá sea ésta la razón por la que en las últimas páginas del cómic somos testigos de una charla entre ambos que contiene todo lo que faltaba para comprender mejor al hombre viejo del principio que salió de su casa.

Dice Fernando Marías en el Epílogo que el tema de la literatura, y probablemente de todo, sea el paso del tiempo. Pues bien, entre luces que van dando paso a las sombras y a las noches, Paco Roca logra con maestría emocionar, mientras transita por el tiempo, el de una vida, el de una estancia de pocos días, el de la historia que leemos, el de los personajes que se funde con el nuestro. Tiempo que La casa llena de sentido y valor.

 

LA VIDA ES… ORIGAMI

«Light wind», creación de Giang Dinh (https://giangdinh.com)

Acabamos esta pequeña serie de tres relatos que son el brillante y un poco perturbador resultado de plantearnos en 3º ESO la consistencia de la realidad a partir de la obra de Calderón La vida es sueño.   Si en la entrada anterior LinXing Ye imaginaba que la vida es un cuadro y Marcos Clavería que la vida es un capricho, ahora Violeta nos hace dudar de nuestra existencia:  ¿no seremos en realidad fruto de un pequeño pliegue en el papel?

«Cada pedacito de papel era una criatura de su mundo imaginario. Un perro. Un gato. Un ave. Un tigre. Recordaba cómo al inicio de su aprendizaje los modelos eran complejos y los resultados casi inalcanzables. Pero era persistente, y la persistencia hizo la técnica, y la técnica dio paso a la experiencia, y la experiencia a la maestría.

Era difícil saber en qué momento comenzó con esta afición, y cuándo esta se transformó en una pasión. Con el tiempo logró manejar su destreza hasta tal punto que podía completar sus diseños sin usar las manos, tan solo manteniendo su corazón y su mente en perfecta armonía. “Convertir el sueño en realidad” era su lema y plasmaba su imaginación en otro pedacito de papel.

Cuando su mundo imaginario se volvió más real, más especial, comenzó a plegar  todo a su alrededor: los dragones se transformaban en islas, las estrellas en volcanes, los castillos en montañas, los hipogrifos en aves.  Sus creaciones le parecían tan perfectas como un sueño.

Y cuando ya no le quedó nada más que plegar, se plegó a sí mismo hasta que su forma divina se convirtió en el fuego que tiempo después las criaturas que imaginó descubriríamos. »   Violeta Rubio Flynn, 3º ESO D

LA VIDA ES… UN CUADRO

¿Qué ocurriría si la realidad no fuera tan real y auténtica como pensamos?  ¿Qué ocurriría si todo nuestro entorno -incluso nosotros mismos- fuera de una consistencia distinta?  ¿Si, sin nosotros saberlo, viviéramos inmersos en un mundo que se rige por unas reglas que desconocemos?  Esto es lo que nos hemos planteado al trabajar La vida es sueño, de Calderón de la Barca, en 3º ESO.  Si Calderón resolvió este dilema en la ficción con la historia de Segismundo, a nuestros alumnos les hemos propuesto que la resuelvan con un microrrelato.  Os dejamos en dos entradas sucesivas algunos de los más interesantes.

MI VIDA ES UN CUADRO  (DE LINXING YE)

Mariposa de cristal (imagen tomada de mariposas.wiki)

De pequeña me encantaba dibujar.  Aunque fuesen dibujos simples, sentía que aquellos monigotes eran una parte fundamental de mí. Dibujaba desde dragones hasta aliens y la gente no dudaba en felicitarme.

De mayor me convertí en una gran artista y cada coloreado era único en su gama, cada trazo delimitaba lo real y lo imaginario y cada línea estaba medida con unos cálculos algo irracionales.

No terminé ninguno de mis cuadros porque la inspiración venía y se alejaba en momentos en que ni yo me entendía. Y otra vez me situaba en el punto de partida, con el lienzo en blanco.

Cuando la gente me pregunta qué es lo que estoy dibujando, yo siempre les respondo con lo mismo: a mí misma. Y se quedan sorprendidos como si lo que hubiese dicho fuese una estupidez. 

A mis 50 años de edad, intenté acabar uno de mis cuadros. Sus colores característicos  eran el negro y el blanco y representaba a una mariposa posada en una flor ya marchita. Al final, salió mal y se manchó de diferentes colores. La mariposa se fue volando rápidamente en un ajetreo de alas y la flor revivió a la vida. Lloré durante esos días y me encerré en mi cuarto.

Hoy pasó algo extraordinario: dibujé un cuadro y lo acabé. Creo que por fin sonreí.

Imagen tomada de: astronomia-iniciación.com

LA VIDA ES UN CAPRICHO  (MARCOS CLAVERÍA)

La vida es siempre la misma para una persona como yo. Manejo, controlo lo que me plazca.  Es duro ser inmortal y no tener amigos. Creo vida para no estar solo. Después de tantos fracasos estoy con mi creación favorita, la tierra. Espero que no ocurra lo mismo que en las anteriores.

FÉLIX ALBO: RISAS Y TERNURA

Después de la tarde de hoy, solo me queda agradecer que todavía existan personas con dones como el tuyo, Félix. Conforme has ido hilando «Faros», hemos podido disfrutar de episodios desternillantes, pero también hemos sentido ternura hacia la niñez, el ingenio y la inexperiencia de sus protagonistas.

Creo que en ocasiones, la rutina del día a día nos conduce a no ver más allá de exámenes, trabajo, responsabilidades y dilemas varios, olvidándonos de aspectos tan vitales como sonreír.

Tus historias, mucho más allá de recrearse en nuestras mentes y hacernos reflexionar, tienen ese poder de arreglar un mal día a cualquiera. Porque reír hasta llorar, es una de las más gratificantes e inusuales oportunidades que nos plantea la vida y en tan solo hora y media tú nos has regalado muchas de ellas.

Sigo convencida de que lo tuyo es un verdadero don y no uno cualquiera, sino de los que deja huella.  De esos que se ven en contadas ocasiones pero nunca olvidas, de esos que entran por la sonrisa y se clavan en el corazón, de esos que consiguen que los problemas se olviden… Y ojalá volvamos a cruzarnos contigo y tus historias, esas que cuentas con tanta dedicación y recibimos cargadas de humor y “buenrollismo”. (NOELIA LAFUENTE)

Estas palabras se las dirige Noelia, de 1º de Bachillerato, a Félix Albo, que volvió a nuestro instituto el pasado jueves día 23.  Entre lluvia, risas y ternura nos contó Faros en un salón de actos abarrotado de familias, profesorado, alumnos, amigos y vecinos del barrio.  Algunos alumnos de 1º de Bachillerato han reflexionado sobre Félix y su manera de contar, sobre esta historia hilarante y estremecedora a la vez. Ya habéis leído a Noelia Lafuente.  Os dejamos con las palabras de  Jorge Molinero.

Faros es una aleación perfecta entre un humor inteligente, dirigido a un público adulto, y una realidad social que Félix nos hace ver en primera persona. No es una historia de humor, es una historia que utiliza el humor.  Desde mi punto de vista, Félix usa su talento en el oficio para guiarnos por una senda humorística, pero que poco a poco desemboca en un final que para nada es cómico. De alguna manera Félix intenta denunciar una realidad social a la vez que divierte al público.

Durante toda la actuación sentí una montaña rusa de emociones. Pasábamos de unas carcajadas descomunales a unos silencios reflexivos, de reírnos junto a nuestros compañeros a mirarnos a los ojos pensando ¿Esto ocurre realmente? ¿Podemos dejar que traten a un niño como si fuera un número? A veces, cuando miramos atrás vemos los mejores años de nuestras vidas.   ¿Pero qué ven estos niños?  Félix nos cuenta esta historia desde los ojos de un niño optimista que vive un montón de anécdotas divertidas. No obstante, si nos paramos a pensar, nos damos cuenta de que esos niños son héroes. Un grupo de chicos marginados a los que todo el mundo les ha fallado. No son menores, son niños que solo buscan su pedacito de futuro. Un futuro que algunos no quieren que tengan porque para ellos son un problema que quitarse del medio.  (JORGE MOLINERO)

 

FILOSOFÍA EN 17 SÍLABAS

Las ideas filosóficas son universales y acompañan a las  experiencias del ser humano. Por eso no son patrimonio de nadie, ni siquiera de la Filosofía misma, que se amplía y enriquece cuando las capta y disfruta en manifestaciones culturales que van desde las creaciones artísticas hasta las hipótesis y teorías científicas. Tampoco se sujetan a una cultura, por eso es tan apasionante sentir y comprender su presencia en la escultura de pueblos africanos, la arquitectura de pueblos precolombinos, o en la poesía oriental.

Alumnos/as de filosofía han seguido el rastro de las ideas filosóficas en la cultura oriental. Sobre ellas han escrito haikus y han creado las imágenes para dotarlos de una dimensión plástica. El resultado está en este vídeo en el que, con 17 sílabas, una vez más la filosofía ha tendido puentes. Nuestros alumnos/as ya lo han cruzado.

EL BAILE DE LAS LUCIÉRNAGAS

Misiles israelíes interceptados en Siria. (Imagen tomada de http://www.elmundo.es)

Desde la azotea de mi casa, que a cada momento grita a los cuatro vientos que no va a poder aguantar mucho más, observo la ciudad donde crecí y que ya apenas reconozco.

Me envuelve la noche tibia, oscura y silenciosa. Conteniendo la respiración observo sin ninguna sorpresa la estrella fugaz que como siempre anuncia el delicado ballet de las luciérnagas.

Contemplo sin cesar el cielo donde los puntos de luz no dejan de bailar al compás de una música trágica, siniestra y desafinada.  Tras cada espectáculo, tras cada danza, siento que mi alma desfallece de alivio y cansancio, pero siento que esta noche es diferente…   Esta noche el espectáculo debe continuar.

Una última luciérnaga de metralla se abre paso hacia mí, amenazante, pero no me molestaré en resistir.  Al contrario, a falta de apenas unos segundos para que me alcance, extiendo mi mano para que se pose en ella.

No me sorprende la violencia con la que me arrastra a su ballet macabro. Quizá así consiga formar parte de esa danza y encontrar un cielo sin guerra.

Sin guerra, querida Siria.

(Con este relato tan especial, la alumna MARIAM KAJOUAI, de 1º de Bachillerato, ha quedado finalista en el Concurso 4 Artes.)  ¡Enhorabuena!

EL LECTOR, de Bernhard Schlink

No podía faltar en nuestro MILHOJAS El lector, de Bernhard Schlink, que en realidad casi no es un libro, sino  una red que nos atrapa y nos arrastra.  Que no nos deja indemnes.  Que nos deja tiritando. Que nos cuestiona. Por eso es un libro de oferta obligada para bachillerato.  Porque siempre obra la magia de consolidar un nuevo buen lector.

David Baldovín, de 1º de Bachillerato, nos deja aquí sus reflexiones sobre esta novela.  Una vez más, El lector ha establecido un diálogo con otro lector:

Adoro los libros en los que cabe un hueco para ti, en los que te pierdes y te encuentras a la vez, los que establecen un vínculo entre el escritor, las palabras, y tú.  Esos libros que parecen calcar tu vida y profundizar en ti. El Lector es uno de esos libros.

Trata de buscar el difuso límite entre culpa y perdón, justicia y comprensión, inocencia y libertad, todo enfocado desde una historia de amor. Sin embargo, no es una historia de amor cualquiera.

El romance de Michael y Hanna es fruto de la casualidad que une dos rectas itinerantes. A veces chocan, cortan, se encuentran y separan, otras veces se unen en una sola línea, otras tantas son dos paralelas que parece que nunca colisionarán. Siempre acaban uniéndose. Por una parte, es un primer amor adolescente que estalla como una supernova, palpita y muere, pregunta y contesta, vuelve a preguntar. La otra parte, la de Hanna nunca quedó clara.

Siento que he entendido a la perfección el personaje de Hanna.  Es aquella persona que nunca sabes cómo va a actuar, es quien te atrae por algo que se superpone a lo físico, y quien, al marcharse, nunca dejas de pensar en cómo le habrá tratado la vida. Esa persona que es misterio e intriga, con quien la vida te une para resolver. Esa persona a quien te guardas en tu interior esperando que algún día crezca en ti.

Las tres partes del libro representan tres fases en la vida de Michael. Son tres fases en las que el amor cobra diferente forma. En la primera, este irrumpe con los esquemas del adolescente, hace replantearse la vida desde un punto que jamás había existido antes para él.   Hannah se convierte en una diosa, en una musa, en algo intocable, a quién tiene que agradecer por estar a su lado.

En la segunda parte, toca el semejante sentimiento de una forma más discreta; transformado ahora en mera curiosidad, en inquietud, se mezcla con la culpabilidad y la razón.  No obstante, en él sigue la llama adolescente que hace que el corazón arda en preocupación y bombee toda la sangre de su cuerpo en una simple palabra jurídica. Finalmente, la última parte del libro, coge ese corazón hiperactivo y lo erradica por completo. Relata los hechos como si la pasión no existiera, como si amor significase compromiso.

De esta forma, podemos decir que El Lector recoge todos los aspectos y transformaciones que sufre el papel del amor a lo largo de la vida, como una cascada inagotable cuya agua va escaseando a lo largo del tiempo. Aquí es donde nace el debate sobre si realmente es así, si estamos predestinados a arder y apagarnos, o si esto es a causa de un romance fatídico, de desaprovechar y girar la cara ante las oportunidades.

El amor es lo que sustenta nuestra vida, lo que funciona de plantilla, hace de esquema y engranaje y, es por eso, por lo que El Lector me ha gustado tanto, porque ha sabido describirlo, tanto su esencia pura, como los choques que tiene ante la ética y la culpa.

En resumen, es un libro que te empuja y te hace vacilar; Después de leerlo, te obliga a mirar al frente y te hace sentir como un funambulista con los pies en el suelo.

LA IMAGEN DEL MES. ANTIHÉROES (desde 2012) de Susana Blasco

En mayo, la biblioteca acoge una fotografía desconcertante. Seis rostros diferentes, cada uno con un objeto superpuesto que, en cierta medida, modifica su naturaleza y detona cuestiones sobre la relación sujeto – objeto en la persona que los contempla. Una nueva provocación del departamento de Plástica para que nos detengamos a mirar.

   OBJETOS QUE TRANSFORMAN

El poder de evocación de los objetos se evidencia en esta selección de fotografías recreadas por Susana Blasco. Una botella antifaz, la alegre cabellera de palomitas, un niño con cara de llave de juguete mecánico o una furtiva lágrima de pipa de girasol.

Presentan una composición básica, fondo y figura. Son retratos con fondos casi neutros, algo de claroscuro difuminado, y rostros sobre los que se coloca un objeto, como si se posara distraídamente pero que cambia la lectura de la imagen. Con ironía, sorpresa o con humor, se crean nuevas  miradas, nuevas caras.

Las proporciones entre los rostros y los objetos no son tan casuales, son las que facilitan esa transformación mágica.

Apenas interviene el color, no tiene protagonismo, no hace falta, son las formas y la nueva interpretación del espectador la que entra en juego, sí, porque hay un juego cómplice con el espectador.

Susana nos cuenta que este trabajo ha surgido de la casualidad, la experimentación y el juego. Son fotografías realizadas con teléfono móvil de distintos objetos cotidianos colocados momentáneamente sobre retratos antiguos. Sin retoque fotográfico alguno las imágenes se publican en instagram con el #antiheroes_sb.

Este proyecto surgió en enero de 2012 y sigue aumentando en obras y en número de seguidores. Además de su presencia en redes sociales ha sido expuesto en diferentes ciudades españolas, también en Zaragoza, así como en el extranjero.

Para saber más:    https://susanablasco.com

por Teresa Lorenzo.

 

impactante EL ENCAJE ROTO

EL ENCAJE ROTO en una palabra (nube elaborada a partir de las respuestas del grupo 1º Bto C)

Espectaculares,  actuales, feministas, intrigantes, duros, sombríos, reflexivos, revolucionarios,  alucinantes…  son algunos de los adjetivos con los que nuestro alumnado de 1º de Bachillerato ha calificado los cuentos de El encaje roto, de Emilia Pardo Bazán.  Pero el adjetivo más repetido ha sido impactantes.  Y es que no hay duda de que los 35 relatos de doña Emilia que conforman la Antología de relatos de violencia contra las mujeres y que ha publicado la editorial Contraseña, reflejan una realidad injusta y dolorosa de la época de la novelista y de la nuestra.

Portada de El encaje roto, con ilustración de Elisa Arguilé.

Las palabras, los detalles y la crudeza propia del Realismo y del Naturalismo han resonado en nuestras aulas con un impacto atronador.  Leemos,  y línea tras línea se despliegan cientos de detalles estremecedores.  Pequeños gestos, miradas y silencios dibujan todo un universo que nos revela cómo eran las mujeres del XIX y cuánto de ellas queda en nosotras:

Fíjate en Antonia (El indulto), sentada en una silleta junto al fogón, pensativa, y observa cómo se encoge de hombros en un gesto entre la desesperanza y la resignación. Escucha el silencio de Ildara (Las medias rojas), que aprieta los dientes para no gritar de dolor mientras con las manos se protege inútilmente la cara de la paliza que le está dando su padre y que la dejará esclavizada a su lado el resto de su vida.  Siente sobre tu sien -que es la sien de Florael metálico frío de un círculo de hierro, y comprende,  a la vez que ella y con un miedo atroz, que un revólver te amenaza por nada (El revólver).  Nota el temblor en las manos de Martina cuando deja encima de la mesa el guiso que les ha de servir de cena a ella y a su marido, a ver si hoy, por fin, le gusta, y no le da una paliza (Los huevos arrefalfados). Y vislumbra el gesto de horror profundo de Micaelita, caminando ya hacia el altar, ese gesto  que -cubierto por el encaje del velo de novia- solo tú, lector, lectora, puedes observar (El encaje roto).

Nos hemos referido a El revólver,  Los huevos arrefalfados, El encaje roto, Las medias rojas y El indulto, los cinco relatos que –en este orden- nuestros alumnos han nombrado como sus preferidos.  ¿Las razones?  Podemos adivinar que el final inesperado y estremecedor de El revólver, que nos hace reflexionar sobre el miedo y la dominación, tiene mucho que ver en sus preferencias.  El sinsentido de la violencia se plasma especialmente en Los huevos arrefalfados, donde se hace evidente que cualquier excusa es válida para quien quiere ser violento.  Las medias rojas nos aterroriza porque la violencia es ejercida por el padre, quien supuestamente debe proteger y amar; y porque la excusa para ejercerla es tan cercana a una adolescente como la elección de una bonita prenda de ropa. En El indulto escandaliza una justicia machista y partidista que deja indefensas a las mujeres.  Y ese final esperanzador y victorioso de El encaje roto, que parece que con una sola palabra, NO,  nos redime del dolor de tantas páginas.

Hemos nombrado cinco relatos.  Esta antología recoge otros treinta más: las historias de Dolores, Maripepiña, Cecilia, Lucía, Leliña, Elisa, Remigia… pero también leemos entre líneas los nombres de Rebeca, Leonor, Rosa, Kelly, Daría, Sheyla, Estrella, Gloria, María Jesús, María, Shylvia… y tantas otras que han muerto (este 2019, sí, pero han sido tantas, tantos años), víctimas de la violencia contra las mujeres  (en nuestro país o en cualquier otro).

Imaginemos ahora, le hemos dicho a nuestros alumnos, que Doña Emilia entra por la puerta, con sus ropas del siglo XIX, su mirada penetrante y su ironía impenitente.  Aquí y ahora, en mitad de la clase de lengua.  Aprovechad, ¿qué le diríais?  En la imagen que está a continuación aparecen algunas de las respuestas.  Una en especial nos ha llamado la atención:  «Gracias por no dejarte intimidar».

¿QUÉ LE DIRÍAS A DOÑA EMILIA? Nube elaborada a partir de las respuestas del grupo 1º Bto C.

MOONLADY EN LUCHA LIBRO. «5,4,3,2,1… ¡PUÑOS AL TECLADO!

Moonlady es, en realidad, Ángela Marco Cueva, una de nuestras alumnas de 2º ESO que ha quedado la segunda en el primer campeonato de «LUCHA LIBRO» de Zaragoza. Se trata de una competición en la que los luchadores pelean con palabras. Este peculiar combate procede de Perú, donde se celebra con auténtica pasión por la escritura improvisada. Nuestro país la ha importado a dos ciudades, Valladolid y Zaragoza y en la primera gran final de nuestra ciudad, celebrada el pasado viernes, 8 chicas, sí señora, 8 jóvenes escritoras han competido con sus relatos improvisados por el primer premio. Y allí, brillando como nuestro satélite estaba Ángela, Moonlady, encapuchada al estilo de lucha mejicana, como sus siete compañeras finalistas.

Los escritos de las participantes tenían que incluir tres palabras escritas en una «cartela», que solo podían  ver a partir del momento en que se empezaban a descontar los cinco minutos en los que tenían que improvisar una historia. Las letras de su teclado se proyectaban en  la gran pantalla que el público embelesado miraba sin parpadear. Familia, amigos y profesores que animábamos a Ángela nos sumergíamos en aquellos asaltos de los que iba saliendo vencedora. Nervios, tensión y emoción, mucha emoción, porque el talento de Ángela es extraordinario, su capacidad para «voltear» la historia en sus sorprendentes finales dejó K.O a sus contrincantes por dos veces, por eso llegó hasta el último  asalto.

E.Hemingway, A M.Matute, Horacio Quiroga, Augusto Monterroso, Adolfo Bioy Casares, Julio Cortázar en este peculiar «ring de palabras». Entre consejos de grandes escritores que intentaban ser inspiradores, una a una, derrotadas, iban quitándose las máscaras personalizadas, Y llegó el último asalto, «5,4,3,2,1… ¡Puños al teclado!» Ángela, la más joven luchadora, con sólo 13 años, nos removió a todos de nuestros asientos y aceleró nuestro latido con su último relato. Desató nuestras sonrisas ante la fascinante historia que había creado. Se lo había puesto  muy difícil al jurado, que necesitó casi una eternidad para deliberar el veredicto. Circe, fue la ganadora y Moonlady descubrió su sonriente rostro mientras una ovación reconocía su talento.

Enhorabuena a Circe, la campeona y, cómo no, enhorabuena por el segundo puesto de este combate de palabras a Moonlady. Gracias Ángela, por hacernos vibrar con tus historias improvisadas, que también nos cuentan que tu valor y tu fuerza son las de una gran luchadora.