AMISTAD, de Saneatsu Mushanokoji

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De vez en cuando a Milhojas le entra una tremenda nostalgia de Japón, país que visita frecuentemente a través de su literatura. Y nada como tener un poquito de tiempo para disfrutar de Amistad, de Saneatsu Mushanokoji y de Kokoro, de Natsume Soeku.

Empezamos a leer Amistad y nos sumergimos de lleno en el Japón de la 1919. Acaba de terminar la era Meiji (la última era de los rituales,  de los samuráis, del «culto a las reglas», que es lo que significa Meiji) con la muerte del emperador, y comienza la breve «democracia Thaiso», llena de cambios y reformas que pronto quedarán oscurecidas por el militarismo de la era Showa.

Cuando llevamos unas pocas páginas de Amistad, nos rendimos a la evidencia: Nojima, un estudiante de literatura con aspiraciones de escritor se ha enamorado perdidamente de Sugiko, una bellísima adolescente de 16 años. A través del enamoramiento de Nojima (platónico, adolescente, idealizado…) nos introducimos en su corazón, en sus desesperados intentos de que Sugiko se fije en él, en los vaivenes de su pensamiento y en los altibajos de sus emociones, contados casi desde la inocencia. Pero detrás de él emerge Omiya, su amigo, un poco mayor que él y autor ya consagrado, siempre apoyándole, siempre diciendo la palabra perfecta para que Nojima no se hunda, siempre alabándolo delante de Sugiko para que ésta se fije en él… Hasta que repentinamente el amigo fiel se va de viaje unos años a Europa y las miradas que en su despedida cruza con Sugiko le revelan a Nojima una sospecha que poco a poco irá tomando fuerza.

Poco más podemos decir sin destripar el final de esta pequeña (en tamaño) novela. Pero sí podemos lanzar un par de avisos para navegantes: déjate llevar, lector, como si fueran olas, por los sentimientos de Nojima, que quizá a veces te harán sonreír (recordando, puede ser, tus propias experiencias), pero sumérgete poco a poco, como en un océano, en el conflicto soterrado de Omiya, que se debate entre la amistad y el amor; y disfruta de la decisión de Sugiko que, lejos de ser la joven sumisa y dispuesta a casarse con quien sus padres o hermano le propongan, es una mujer consciente de sus propias decisiones y de sus propios deseos, que arriesga y que no pierde.

Te invitamos también a que, antes o después de leer Amistad, te acerques a Kokoro, de Natsume Soeku (editorial Impedimenta). Mashanokoji escribió Amistad solo cinco años después de que Soeku, su maestro, publicara Kokoro. Como nos explica Elena Gallego en su imprescindible prólogo, ambas novelas recogen un triángulo amoroso, pero en Kokoro, se refleja la era Meiji y en Amistad entramos de lleno en la era Thaiso. La diferencia se nota especialmente en los personajes femeninos, pero también en cómo la soledad y la tristeza por el abandono suponen un muro infranqueable en Kokoro, mientras que en Amistad abonan el empuje necesario para superarse y llegar a ser, como en más de una ocasión se repite en la novela, “un hombre importante; un orgullo no solo para Japón, sino para el mundo entero”.

(AMISTAD, de Saneatsu Mushanokoji (editorial Contraseña).  Traducción del japonés y prólogo de Elena Gallego Andrada.  Ilustración de la portada de Sara Morente.)

Una respuesta a “AMISTAD, de Saneatsu Mushanokoji

  1. Buena recomendación, Kokoro lo tengo, asi que para este verano.

    Un saludo

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